Salida: Barcelona. Nada más llegar nos saluda su enorme Familia. Agradecida. Acogedora. La he visto tantas veces... y tantas veces me sorprende. Interminable. Asombrosa. Buscándole cada vez un rincón antes huido que fotografiar. Barcelona, una de mis ciudades favoritas, y que aprovechando la salida le dedicamos dos días. Más que a Barcelona, a su gente. Amigas que como si fuera ayer que nos vimos por última vez nos encontramos. Conociendo y apreciando en cada visita un poco más. De Barcelona, mis amigas.
Y empezamos a nadar...
Primera parada: Mónaco. Precioso. Pero demasiado lujo para mis ojos, demasiado glamour, demasiado todo. Desde un lugar privilegiado se puede ver la lucha del hombre contra
Segunda parada: Florencia bella. Romántica. De Florencia me quedo con su esencia, imaginando los artistas que la elevaron, paseando por sus calles, escultores, pintores, arquitectos, escritores…
Seguimos nadando y Roma: Roma. Eterna. Me enamoré de Roma. Unas horas no son suficientes, tan sólo un aperitivo que te abre el apetito. De Roma, de momento,
Y dentro de Roma, pero en otro estado, el Vaticano. Entrando en una plaza cambiamos de país. Y todo el arte reunido. En fin, no cabe, no en palabras. Del Vaticano, por supuesto, la sala de las musas…
Finalmente Nápoles y las ruinas de Pompeya. Imaginando otra época, otra vida. ¿Cómo podían vivir sin teléfono ni ordenador? ¿sin Zara? Que bonito sería experimentarlo por un instante. De Pompeya, cómo no, el teatro.
Y regresamos, anhelantes de más...
3 comentarios:
Me gusta tu forma de redactar, de contar las cosas.
A ver si es verdad que te gusta tanto Barcelona y vienes mas a menudo! :)
Gracias guapa! Siempre que pueda, aunque no me gustaría tanto si no estuvierais!! De todas formas, ahora os toca a vosotras... ;)
MUA!
es nuestro turno, lo sé! :) vendremos pronto espero.
Muaks!
Publicar un comentario