"Con eso basta. Estamos mirando la misma luna del mismo mundo. Estamos ligados a la realidad por la misma línea. Seguro. Sólo tengo que ir tirando de ella en silencio."

(Sputnik, mi amor - Haruki Murakami)


miércoles, 14 de abril de 2010

Navegando el Meditarráneo


Salida: Barcelona. Nada más llegar nos saluda su enorme Familia. Agradecida. Acogedora. La he visto tantas veces... y tantas veces me sorprende. Interminable. Asombrosa. Buscándole cada vez un rincón antes huido que fotografiar. Barcelona, una de mis ciudades favoritas, y que aprovechando la salida le dedicamos dos días. Más que a Barcelona, a su gente. Amigas que como si fuera ayer que nos vimos por última vez nos encontramos. Conociendo y apreciando en cada visita un poco más. De Barcelona, mis amigas.


Y empezamos a nadar...


Primera parada: Mónaco. Precioso. Pero demasiado lujo para mis ojos, demasiado glamour, demasiado todo. Desde un lugar privilegiado se puede ver la lucha del hombre contra
la Tierra. Y de repente una gaviota. Que envidia, a veces, volar, sentir el viento en la cara, rozar el mar con las alas. Ese mar azul, tan azul. De Mónaco entonces, el mar, el acantilado y su gaviota.


Segunda parada: Florencia bella. Romántica.
De Florencia me quedo con su esencia, imaginando los artistas que la elevaron, paseando por sus calles, escultores, pintores, arquitectos, escritores…


Seguimos nadando y Roma: Roma. Eterna. Me enamoré de Roma. Unas horas no son suficientes, tan sólo un aperitivo que te abre el apetito. De Roma, de momento,
la Fontana di Trevi. Escondida entre callejuelas aparece, sin avisar, majestuosa. Quién sabe por qué, la imaginaba redonda y en mitad de una gran plaza. Y me encontré esto. Impresionante.


Y dentro de Roma, pero en otro estado, el Vaticano. Entrando en una plaza cambiamos de país. Y todo el arte reunido. En fin, no cabe, no en palabras. Del Vaticano, por supuesto, la sala de las musas…

Finalmente Nápoles y las ruinas de Pompeya. Imaginando otra época, otra vida. ¿Cómo podían vivir sin teléfono ni ordenador? ¿sin Zara? Que bonito sería experimentarlo por un instante. De Pompeya, cómo no, el teatro.

Y regresamos, anhelantes de más...

3 comentarios:

Diana dijo...

Me gusta tu forma de redactar, de contar las cosas.
A ver si es verdad que te gusta tanto Barcelona y vienes mas a menudo! :)

Samara dijo...

Gracias guapa! Siempre que pueda, aunque no me gustaría tanto si no estuvierais!! De todas formas, ahora os toca a vosotras... ;)
MUA!

Diana dijo...

es nuestro turno, lo sé! :) vendremos pronto espero.
Muaks!