"Con eso basta. Estamos mirando la misma luna del mismo mundo. Estamos ligados a la realidad por la misma línea. Seguro. Sólo tengo que ir tirando de ella en silencio."

(Sputnik, mi amor - Haruki Murakami)


jueves, 10 de junio de 2010

El cuaderno de Noah


“Soy un hombre corriente, con pensamientos corrientes, que ha llevado una vida corriente. No me dedicarán ningún monumento y mi nombre pronto pasará al olvido, pero he amado a otra persona con toda el alma, y eso, para mí, es más que suficiente.”

Un libro repleto de pequeños milagros cotidianos. Me ha encantado. Y con todo lo que escriba aquí me quedaré corta. Ya es uno de mis libros favoritos. No tengo casi palabras para describirlo. Ha sido una pena que ya hubiese visto la película antes, porque ya conocía la historia y me hubiese gustado descubrirla en cada página, pero a pesar de ello, me ha fascinado. Ya la película me encantó, así que en cuanto me he enterado de que estaba basada en un libro, no me he podido resistir. Hace varios días ya que terminé este libro y todavía no he podido comenzar otro.

Las pequeñas cosas de la vida. Un amanecer, un lago, un cuadro, la poesía, el amor…

A veces te rindes, a veces, dejas de ganar por el miedo a perder, y dejas escapar historias antes casi de empezar. Y te dejas llevar por el olvido, y así, a veces el olvido vence al sentimiento, o al menos, permite que no duela tanto, a través del tiempo y la distancia. Otras veces, como en este libro, te vuelves valiente, y luchas por lo que quieres sin mirar atrás. Y en estos casos, pase lo que pase luego, siempre acabas ganando. Este libro nos enseña que esto es posible.

Pero, ¿y al revés? Si es el amor el que lucha contra el olvido, el que no se deja llevar, el que se enfrenta. ¿Le vencería? La clase de amor que se describe en este libro desde luego que podría. Noah lucha contra el olvido contándole a su mujer cada día la historia de su vida, de su amor, para vencer al mal del Alzheimer. Esperando en cada ocasión un pequeño milagro.

Una historia preciosa. Conmovedora.

“Espero. Conozco su corazón, lo he visto en todos mis sueños, y sé que hoy casi he llegado allí. Entonces, otro milagro prueba que tengo razón.

-Eres maravilloso…-susurra, y en ese momento se enamora de mí. Lo sé, estoy seguro, pues he visto las señales mil veces antes.


martes, 8 de junio de 2010

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina


Pues ya me he terminado por fin La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Éste me ha costado un poco más, no he tenido tanto tiempo, pero este fin de semana lo he atacado finalmente. Creo que me ha gustado más que el primero. Me ha costado más en tiempo, pero lo he saboreado más. Incluso he hecho alguna parada por el camino leyendo algún libro corto. Algo que generalmente no hago nunca y no me gusta, porque una vez que comienzo un libro me gusta dedicarme a él, sin pensar en otros. Pero bueno, siempre hay excepciones.

Al final, se le coge cariño a Lisbeth Salander. Una chica rara, problemática, borde, pero valiente y moralista. Tiene pocos amigos, pero cuando alguien entra en su corazón da lo que sea por salvarle. Esta vez, no se encuentra intentando resolver un crimen, si no que todo Suecia la busca a ella por creer que es culpable de tres asesinatos. Escondida en su mansión, el único que cree ciegamente en ella es su amigo Mikael Blomkvist, tratando de demostrar su inocencia por todos los medios. Y finalmente, ¿será culpable o inocente? Inocente hasta que se demuestre lo contrario, debería ser…

Y me falta el tercero. Pero bueno, le daré tiempo. Haré un descanso más largo, o al menos lo intentaré, para echar un poco de menos la historia y saborearla con más ganas después.


jueves, 3 de junio de 2010

Carta de una desconocida


He leído en varios blogs reseñas de este escritor y claro, no me he podido resistir. Al tratarse sus novelas de historias cortas le he hecho un pequeño hueco a una de ellas. Se leen en un momentito (menos de 70 páginas). Entre todos, yo elegí este libro, me llamó la atención. Me gustan las cartas, por todos los sentimientos que se pueden expresar en ellas cuando te dejas llevar al coger un lápiz. Y este libro es un ejemplo ya que Stefan Sweig encuentra las palabras justas que poner en los dedos de una mujer que escribe a su amor una carta de despedida. A su amor de parte de una desconocida, porque su amor no sabe ni siquiera que ella existe.

El primer amor, el de la adolescencia, ¿quién no lo ha tenido? Pero llevado al extremo de la admiración. Viviendo una vida a través de unos ojos que nunca la miran. La entrega más absoluta en la distancia dolorosa. Sin pedir nada a cambio. Y cuando esta mujer pierde a su hijo, con él se deja ir ella. Pero antes, con sus últimas fuerzas, con su último aliento, escribe a su amor una carta de despedida, a sabiendas que él ni siquiera la recordará. Confesando así su gran secreto, confesando así su gran amor.